PAU de Madrid. Urbanismo inhumano
Pocas iniciativas han concitado la unanimidad en el mundo arquitectónico como lo han hecho los Programas de Actuación Urbanística (PAU) de la capital. En primer lugar, a la hora de alabar los edificios singulares de jóvenes promesas y firmas consagradas, concentrados en los grandes desarrollos del norte –Sanchinarro, Las Tablas y Montecarmelo– y del sur –Ensanche de Vallecas y Carabanchel–. Algo previsible, ya que en los PAU y en otras actuaciones paralelas de la Empresa Municipal de Vivienda y Suelo (EMVS) aparecen firmas como Arata Isozaki, David Chipperfield, Paulo Mendes da Rocha, Patxi Mangado, Thom Mayne, Ricardo Legorreta, Alejandro Zaera, Carlos Ferrater o MVRDV. Pero la unanimidad no se reduce a las alabanzas al intento de redefinir la vivienda. Los PAU han organizado a la profesión frente a una manera de construir ciudad anacrónica, impersonal y, decididamente, fallida. El propio decano del Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid, Ricardo Aroca, es uno de los críticos más feroces de los PAU. De entrada, por sus dimensiones gigantescas: “Si se miran en el plano de Madrid, suponen un crecimiento como de un 40% de superficie. Ya veremos cómo digiere la ciudad estas adiciones”. Y, en segundo lugar, por el modelo que imponen: “Son barrios con una densidad muy pequeña, con estas manzanas pequeñitas hechas de una vez, sin locales comerciales porque hay poca densidad de población y porque hay un Corte Inglés en cada uno. El efecto que produce es una desolación atroz. Es un urbanismo equivocado”. El presidente del Consejo Superior de los Colegios de Arquitectos de España, Carlos Hernández Pezzi, se muestra igual de contundente: “En Madrid se hizo una apuesta por consolidar la capitalidad de la región y la comunidad a base de ocupar masivamente el suelo. Era una decisión política que no ha traído mejores cotas de calidad de vida, sino lo contrario. Un crecimiento más sosegado habría sido, quizás, mucho más razonable”. Incluso los propios arquitectos implicados en el desarrollo de proyectos concretos para los PAU han mostrado su rechazo. El Equipo Bloque, encargado del diseño de la nueva capital administrativa de Corea del Sur, presentó un bulevar sostenible para Vallecas, como medida de “suturación urbana”, es decir, “un instrumento de planeamiento que localiza las heridas abiertas en la ciudad por el urbanismo especulativo para intentar cicatrizarlas y evitar así una gangrena anunciada en forma de infección ecológica y social”. Según el estudio madrileño, “estamos acostumbrados a que un edificio singular pueda, gracias a los medios y al mercado, esconder una catástrofe urbana como los PAU. Éste es el papel de la gran arquitectura. Firmas que ocultan miseria o atraen capital”.
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