José Luis García Ortega: "Los que han estado negando el cambio climático deberían rendir cuentas"
¿No es hipócrita comprar energía nuclear a Francia y renunciar a las centrales nucleares españolas?
Hay un poco de mito en eso de que España compra energía nuclear a Francia. El balance energético de intercambios eléctricos en España es pequeñísimo. Alrededor del 1% de la electricidad se compra y se vende. España es una península energética. No es una isla pero casi. La compraventa de energía a través de las centrales eléctricas es muy pequeña. Además, es mayor con Portugal. España y Portugal forman un único sistema eléctrico en la práctica, pero con Francia los intercambios son bajísimos. Realmente, la electricidad que se consume en la Península Ibérica está producida en la propia Península Ibérica. Otra cosa son los riesgos de la producción nuclear, que no conocen fronteras. El hecho de que en Francia sí que acepten nucleares no es un riesgo para Francia, es un riesgo para todos. No solamente es necesario renunciar unilateralmente a la energía nuclear por los graves inconvenientes que tiene, también hay que presionar a los países vecinos para que lo hagan.
¿En España hay centrales nucleares que presenten un riesgo para la población?
Sí, todas las centrales nucleares suponen un peligro. Desde la de Garoña, en Burgos, que es la más vieja, hasta la de Vandellós, que tiene una de las tecnologías más modernas y, sin embargo, ha sufrido los mayores problemas de seguridad. También Ascó, Cofrentes, Trillo, Almaraz... En todas ha habido problemas y suponen un riesgo importante, porque nadie puede asegurar que no se produzca un grave accidente. Además, liberación de radioactividad existe continuamente. Greenpeace viene siguiendo muy de cerca las deficiencias en la seguridad que se detectan continuamente en las centrales nucleares, la cantidad de paradas no programadas a las que se ven sometidas. Greenpeace también ha detectado que el organismo público que debería llevar a cabo esa vigilancia, el Consejo de Seguridad Nuclear, adolece de muchísimos defectos, como la falta la imparcialidad necesaria. Greenpeace está promoviendo que se apruebe una ley que regule el funcionamiento de este Consejo para asegurar la independencia y la transparencia en sus decisiones.
En caso de producirse un accidente, y aquí no vale hablar de probabilidades, los daños serían incalculables. Ni siquiera hace falta que ocurra un accidente. Lo terrible es que pueden ser objeto de ataque deliberado. Estamos viviendo en un mundo con grandes convulsiones con temas de terrorismo. Y, realmente, el objetivo más vulnerable y más espeluznante, es una central nuclear.
Ahora que ya es delito negar el Holocausto. ¿Qué habría que hacer con los negacionistas del cambio climático?
Es una buena cuestión. Los que han estado negando el problema durante años deberían rendir cuentas. ¿Qué pasaría si la clase política, escudándose en ellos, negase también el cambio climático? Tenemos un ejemplo concreto, no es ninguna fantasía. Hemos visto cómo la llegada de Bush al poder supuso un frenazo en los compromisos que Estados Unidos ya había adoptado en función del Protocolo de Kioto. Bush decidió salirse de Kioto por la influencia directa del lobby petrolero del que él mismo provenía. Tenemos perfectamente documentado cómo este lobby petrolero ha financiado a esos voceros que han intentado crear confusión en la opinión pública y en la clase política. Esto sigue ocurriendo, lamentablemente, pero la mayoría de los gobiernos no se han dejado seducir por esos engaños. ¿Qué ocurrirá en el futuro a medida que el cambio climático se vaya haciendo realidad? Uno de los frentes con los que estamos trabajando es el judicial, sobre todo en EE UU, donde estas denuncias judiciales tienen un gran alcance. Es lo mismo que ha ocurrido con la industria del tabaco, que durante años negó cualquier relación entre el tabaco y el cáncer. Las petroleras han negado durante años su vinculación con el cambio climático. Ahora se demuestra que es cierta, y Greenpeace está trabajando en el terreno judicial para que respondan del daño que han producido.
José Luis García Ortega (Almería, 1964) es astrofísico y responsable de energía y cambio climático de Greenpeace. Más en Informativos Telecinco.
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